sábado, 13 de junio de 2009

El mundo en que vivimos

La mayor parte de las personas están satisfechas con un mundo en el cual se honran las diferencias, no las similitudes, y los desacuerdos se solucionan con conflictos y guerra.

La mayoría está satisfecha con un mundo en el cual la supervivencia es para el más apto, impera la ley del más fuerte, alimenta la competencia, y el acto de ganar se califica como el bien más alto. Si ese sistema también produce "perdedores" - así sea - no importa siempre que tú no estés entre ellos.

La mayoría de la gente está satisfecha, aun cuando ese modelo produce una mentalidad que permite dar muerte a personas cuando se juzga que obraron "mal", y propicia que haya seres hambrientos y que carecen de hogar cuando son "perdedores", y se les oprime y explota si no son "fuertes".

La mayoría de la gente cree, básicamente, que los pobres son pobres porque quieren serlo. Muchos ni siquiera intentan mejorar su posición económica. Prefieren succionar el pezón del gobierno que asumir la responsabilidad de sí mismos.

Son muchos los que creen que la redistribución de la riqueza - la participación - es un mal socialista. Citan el Manifiesto Comunista -"de cada quien según su capacidad, a cada quien según su necesidad" - como evidencia del origen satánico de la noción de asegurar la dignidad humana básica para todos por medio de los esfuerzos de todos. Creen en "cada hombre para sí mismo". Si se les dice que ese concepto es frío y despiadado, se refugian en la declaración de que la oportunidad llama por igual a la puerta de todos los seres humanos; afirman que ningún hombre está sujeto a una marginación inherente; que si ellos pudieron "lograr el éxito", ello significa que todo mundo puede, y que si alguien no lo hace, "es por su propia culpa".

La mayoría de la gente define como "equivocado" lo que es diferente de lo que aceptan. Las diferencias religiosas, en particular, no se toleran, ni las diferencias sociales, económicas o culturales.

La explotación de la clase inferior se justifica con declaraciones auto-elogiosas de la clase más alta acerca de que sus víctimas están ahora mejor de lo que estaban antes de estas explotaciones. Con esta medida, la clase alta puede ignorar la cuestión de cómo se debe tratar a todas las personas si se quiere actuar con verdadera justicia, en vez de limitarse a mejorar un poco una situación horrible, y lucrar obscenamente con la transacción.

Muchos se ríen cuando se sugiere cualquier otra clase de sistema que no sea el que actualmente está en vigencia, diciendo que las conductas como la competencia y el asesinato y el "victorioso se lleva el botín" ¡son las que hacen grandiosa nuestra civilización!

La mayoría de las personas piensan que no hay otra forma natural de ser, que está en la naturaleza de los humanos comportarse de esa manera, y que si actuaran de otro modo se aniquilaría el espíritu interior que impulsa al hombre a triunfar. (Nadie se plantea la pregunta de "¿Triunfar en qué?").

La mayoría de la gente en nuestro planeta cree en esta filosofía, y por eso no les interesa el sufrimiento de las masas, la opresión de las minorías, el enojo de las clases inferiores, las necesidades de supervivencia de cualquiera que no sean ellos y sus familias inmediatas.

La mayoría no ven que están destruyendo su Tierra - el mismo planeta que les da Vida - porque sus acciones sólo buscan elevar la calidad de sus condiciones de existencia. Asombrosamente, no son tan previsoras como para observar que las ganancias a corto plazo implican pérdidas a largo plazo. Con frecuencia actúan así y lo seguirán haciendo.

Son muchos los que se sienten amenazados por la consciencia de grupo, un concepto como el bien colectivo, una visión global de un solo mundo, o un dios que existe en unidad con toda la creación, en vez de separado de ella.

A pesar de este temor por todo lo que conduzca a la unificación y a la glorificación del planeta - de que todo lo que separa produce división, desavenencia, discordia -, parece que no se tiene la capacidad para aprender incluso de la propia experiencia, y, por lo tanto, los humanos continúan con sus conductas, con los mismos resultados. La incapacidad para experimentar el sufrimiento de otro como propio es lo que permite que continúe tanto sufrimiento pueden producir.

La separación engendra indiferencia, superioridad falsa.
La unidad produce compasión, igualdad genuina.

Los acontecimientos que ocurren en este planeta - los cuales han ocurrido regularmente durante 3000 años -, son un reflejo de la consciencia colectiva de grupo - el grupo entero en este planeta. Ese nivel de consciencia se podría describir mejor como primitivo.

Ver "SME: Lo primitivo y lo evolucionado"

sábado, 6 de junio de 2009

Dios me dijo:

Sé una viva representación de la Verdad más elevada que reside en tu interior.

Habla sobre ti mismo con humildad, para que nadie confunda tu Verdad más Elevada con un alarde.

Habla suavemente para que nadie piense que solo estás llamando la atención.

Habla con amabilidad, para que todos puedan conocer acerca del Amor.

Habla abiertamente, para que nadie piense que tienes algo que ocultar.

Habla con sinceridad, para que no se interprete erróneamente.

Habla con frecuencia, para que realmente se propague tu palabra.

Habla respetuosamente, ya que todos merecen tu consideración.

Habla amorosamente, para que cada sílaba sirva como un alivio.

Habla de Mí en cada expresión.

Haz de tu vida un don. Recuerda siempre: ¡tú eres el don!

Sé un don para cada persona que entre en tu vida, y para todos aquellos en cuya vida tú participas.

Cuando alguien entre en tu vida inesperadamente, busca el don que esa persona espera recibir de ti.


YO NO TE ENVÍO
SINO ÁNGELES