sábado, 14 de febrero de 2009

Las cinco falacias sobre la vida

Las Cinco Falacias Sobre la Vida que crean crisis, violencia, asesinato y guerra son:

1. Los seres humanos están separados unos de otros.
2. No hay suficiente de lo que los seres humanos necesitan para ser felices.
3. Para obtener aquello de lo que no hay suficiente, los seres humanos deben competir entre sí.
4. Algunos seres humanos son mejores que otros.
5. Está bien que los seres humanos resuelvan discrepancias graves creadas por las demás falacias matándose unos a otros.

Esas Cinco Falacias Sobre la Vida contribuyen a una letanía de errores que ha creado, y sigue creando hasta hoy, un mundo de profunda ira, brutal violencia, terrible pérdida, inexorable dolor e incesante terror. Éstas condiciones de ira, pérdida, dolor y terror no pueden ser cambiadas por medios políticos o económicos. Podemos afectar estas condiciones -es decir, de algún modo podemos alterarlas por un corto período, o podemos interrumpirlas- pero no eliminarlas sin un cambio en nuestras creencias, ya que las creencias crean conductas. No podemos realizar un cambio de conductas a largo plazo sin ocuparse de las creencias que las sustenta.

viernes, 13 de febrero de 2009

Las nuevas revelaciones I

A menudo se presentan creencias como “hechos” pero, con todo, son creencias.
Esto no sería tan malo, y no produciría resultados tan terribles si lo que creen: si lo que enseñan, fuera cierto. Pero no lo es. Enseñan mentiras a sus hijos, y les dicen “esto es así”.

Por lo general no lo hacen intencionalmente. No saben que son mentiras. Después de todo, son las cosas que les enseñaron. Por lo tanto, asumen que son verdades. Así es como los pecados del padre se endosan al hijo hasta la séptima generación”.
El resultado es la creación en algunas escuelas -en particular algunas escuelas religiosas donde
se alienta a los niños en sus primeros años a ver la vida a través del prisma de doctrinas religiosas particulares y prejuicios culturales- de conductas increíblemente negativas que reflejan creencias por completo equivocadas.

Ustedes enseñan a sus hijos a creer en un Dios intolerante, y con ello aprueban tácitamente sus propias conductas de intolerancia.

Enseñan a sus hijos a creer en un Dios iracundo, y con ello dan aprobación tácita a sus propias conductas iracundas.

Enseñan a sus hijos a creer en un Dios vengativo, y con ello aprueban de manera tácita sus propias conductas vengativas.

Entonces mandan a sus hijos a luchar contra los demonios que ustedes mismos han creado. No es un accidente que la mayoría de “guerreros” que participan en cualquier movimiento radical sean jóvenes.

Cuando trasladan a sus jóvenes de escuelas religiosas o academias militares directamente a sus fuerzas de combate, asegurándoles que pelean por “una causa” o “un propósito grandioso” o que Dios está de su lado, ¿qué pueden pensar? ¿Van a contradecir a sus mayores, sus maestros, sus sacerdotes, sus ulama? Sin embargo, si no son cuidadosos, sus propios hijos los destruirán a ustedes.


Las nuevas revelaciones II

Los jóvenes ven el miedo. Ven la rabia. Ven la hipocresía. Observan cuando se dice una cosa y se hace otra. Y sí, incluso saben bastante de lo que ustedes piensan. Más de lo que ustedes creen que ellos saben.
Entonces debemos cambiar nuestras creencias antes de que podamos esperar que cambien las de
nuestros hijos.
Sí. Y si no lo hacen, estarán allí para ver de cerca a sus jóvenes hacer cosas terribles, inimaginables, y para preguntarse de dónde pudieron sacar semejantes ideas.
Como los jóvenes que llevaron a un universitario gay llamado Matthew Shepard a un alejado
tramo del camino vecinal a las afueras de Laramie, Wyorning, hace algunos años, lo amarraron a una cerca para ganado, lo golpearon brutalmente y lo dejaron allí para que muriera.
Como esos jóvenes, sí.
Sentían que merecía lo que le hicieron.
Sí.
Ni siquiera pasó por su mente que lo que hacían era inadecuado.
Nadie hace nada inadecuado dado su modelo del mundo.
Ahora ésa es una afirmación enormemente importante.
Lo es, así que vamos a repetirla. Dije...
Nadie hace nada inadecuado dado su modelo del mundo.
Entonces lo que tenemos que hacer es cambiar nuestro modelo del mundo.
Exactamente. Eso es lo que he estado diciendo aquí.
Y tenemos que cambiar las creencias de la gente, pues en ellas se basa nuestro modelo del mundo.
Nuestros hijos sólo nos están imitando. Toda la gente sólo se está imitando una a otra. Sólo hacemos lo que vemos que otros hacen.


Las nuevas revelaciones III


Las sociedades que hoy están causando, e históricamente han causado, los peores trastornos en su mundo son aquéllas que se han enfocado en sus creencias.
La mayoría de los humanos trata de modificar las cosas enfocándose en las conductas. Siguen pensando que pueden mejorar las cosas haciendo algo. Por eso todos corren de un lado a otro tratando de imaginar qué pueden hacer. El foco está en hacer algo, en vez de en creer algo.
Sin embargo, fuerzas radicales en sus sociedades siempre han intentando cambiar las cosas utilizando el poder del pensamiento, no la acción, pues saben que el pensamiento produce acción. Haz que una persona piense de cierta manera y puedes hacer que actúe de cierta manera. Lo contrario no ocurre fácilmente.
Ve el asesinato, por ejemplo. Es muy raro que alguien pueda hacer que una persona vaya y mate a otra simplemente diciéndole que lo haga. Tiene que darle una razón. Y la razón existe sólo en el pensamiento. Y el pensamiento se basa siempre en la Creencia.
Por lo tanto, si quieres que una persona mate a otra, el camino más rápido es darle una creencia que sustente la acción, y pueda patrocinarla. Una creencia así podría ser que eso es lo que Dios quiere, que matar es hacer la Voluntad de Dios, y que habrá recompensa en el cielo por hacerlo. Y así, mientras la mayoría en el mundo intenta producir el cambio diciéndole a la gente qué HACER, quienes verdaderamente saben cómo motivar a la gente, producen el cambio diciéndoles en qué CREER.


Acá les puse tres fragmentos de "Las nuevas revelaciones", un libro que le sucedió a Neale Donald Walsch.

jueves, 12 de febrero de 2009