viernes, 5 de diciembre de 2008

La posología

Un poco de literatura hecha por mí:

“Tres por día, después de cada comida”. Esa era la posología. Y la cumplí, por mucho tiempo la cumplí.

Te esperé por mucho tiempo, amor, y no venías. Te llamé, te escribí, hasta te fui a buscar, y no te encontré. Me pasan muchas cosas con vos. Es obvio que me pasan a mí nada más, ahora lo entiendo. No estoy loca, por más loca que la situación te parezca. Tampoco es cosa de ahora. Yo pensé “¿Por qué vivir?” Y respondiéndome a mí misma como hago siempre, me dije, “Existe el amor. Existe la esperanza, la esperanza de que haya algo que valga la pena, que todavía me puedan sorprender…” ¿Qué estúpido, no?... Enumerar cosas que ya no tengo, que vos me sacaste…

Así que es por eso, amor. Por eso me tomé todo el frasco de ese veneno de porquería. ¿Te acordás, el que me iba a calmar? No te calientes, no lo puedo vomitar. También me tomé algo para prevenir eso. ¿Da risa, no? Sí, da un poco de risa, como aún ahora tengo todo clarito. Supongo que claridad no era lo que buscabas.

No hay comentarios: