lunes, 29 de diciembre de 2008

El conservadurismo humano


¡Porfiados conservemos
las sagradas esencias
de nuestros sabios padres!
¡Que no progrese el mundo!
¡Que nada avance!
¡Que nada evolucione!
¡Que nada cambie!
¡Que la razón no triunfe!
¡Que las sacras creencias
y las supersticiones
fanáticas y ciegas
impongan su reinado!
¡Y que la inteligencia
se someta sumisa
a la norma aceptada
desde remotos tiempos
sin racional juicio!
¡Gloria al oscurantismo!
¡Loor a la obcecación!
¡Toneladas de arena
lancemos diligentes
sobre los engranajes
que al mundo hacen rodar!
¡Volvamos al pasado
que siempre fue mejor!
¡A pretéritos siglos
volvamos obedientes!
¡El horrible progreso
es cosa del diablo!
¡No aceptéis, temerarios,
cualquier descubrimiento!
¡Rechazadlo al instante
con temor receloso,
pues su poder acaso
socave los cimientos
de nuestras convicciones
sagradas e intocables!
¿Que tal vez ese hallazgo
aporte luminosos
atisbos de verdad...?
¡Qué importa! ¡Repudiadlo!
Y dejad que los siglos
con caminar pausado
confirmen quizá un día
su rotunda certeza.
Pero ahora, prudentes,
elevad vuestras voces
que anuncien sus peligros
y el espantoso riesgo
que implícito conlleva
el más tímido avance.
¡Llevemos a la hoguera
los tercos insensatos
que quieren innovar!
¡Condenación eterna
a aquellos que pretendan
el más mínimo cambio!
¡Siga girando el Sol
en torno de la Tierra!
¡Siga el fúlgido rayo
siendo flagrante signo
de la divina ira!
¡Y que la Tierra es plana
y no girante esfera
sigamos aceptando!
¡La ciencia se equivoca!
¡La razón nos engaña!
¡Con melifluas mentiras
nos pretende embaucar!
¡Preservad las costumbres
de toda evolución!
¡Seguid sólo los usos,
las pautas y los ritos
de los antepasados!
¡Nada hay tan sacrosanto
como las tradiciones!
¡No importa si son bárbaras,
falsas o irracionales,
salvajes o crueles!
¡Defendedlas airados
con empecinamiento!
¡Tenaz y ciegamente
sigamos aceptando,
como norma intangible
para nuestras conductas,
las leyes y preceptos
que desde hace milenios
contumaces nos legan
nuestros nobles ancestros!
¡No osemos cambiar
los infundios falaces
que hace unos tres mil años
unos semisalvajes
y nómadas pastores
en áridos desiertos
crearon obnubilados
por alucinaciones
enfermizas y absurdas!
¡Qué más da que atrevidos
racionalistas necios
a criticar se atrevan
la incongruencia palmaria,
la falsedad notoria
y el rancio anacronismo
de nuestro arcaico credo!
¡No escuchemos sus cantos
pérfidos y alevosos!
¡Nuestra recia ortodoxia
es la única veraz!
¡A razonar rehusamos
porque somos los dueños
de la verdad absoluta!
¡Atacad fieramente
toda reforma osada
de la rutina gris
que reina en nuestra mente!
¡Todos los modernismos
nos llevarán tan sólo
al desastre y al caos!
¡No permitáis jamás
innovación alguna!
¡Cualquier idea nueva
es dañina y funesta!
¡Y quienes la propugnan
(¡”pensadores” se llaman!)
tan sólo enajenados
de audacia temeraria!
¡Quien a pensar se atreva
reo sea de muerte!

¡Esto es la humanidad!
¡Esto es mi mundo!
¡Esto soy yo también,
inevitablemente!

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