viernes, 5 de diciembre de 2008

Reclamando justicia del otro lado del asunto

Anoche estuve viendo el noticiero porque no encontraba nada decente para ver. Me encontré con que un hombre había violado a un niño de tan solo seis años. Mostraron a todas aquellas personas que apedreaban con ira la casa deshabitada del violador. Entonces me hizo acordar a la amiga de mi vecina que fue víctima de abuso sexual (aunque luego fue sabido que la chica aún conservaba la virginidad). Paseando por Las Flores con unos amigos y aún recuperándose del shock tras varias semanas del suceso, la muchacha pudo reconocer al violador. El hombre fue cruelmente apedreado e incluso le tiraron ladrillos. Entonces pensé: ¿Alguien pensó en los derechos del violador? Más allá de su perversión ¿no es una persona como todos nosotros?
“Ojo por ojo, diente por diente”. Pensé que la Ley del Talión había sido abolida para siempre. Es decir, si bien éste hombre violó los derechos de la muchacha, esa multitud enfurecida lo torturó con aquella misma perversión, con odio en sus corazones y un profundo deseo de venganza, hasta dejar su vida pendiendo de un hilo; quedó en un estado lamentable, casi muerto. Teniendo en cuenta la ley de la que hicieron uso ¿no deberían haber sido castigados?
Nadie tampoco se puso a pensar en qué fue lo que lo llevó a la depravación. Todo fue obra de la misma sociedad que ahora lo condena. Una madre frustrada sexualmente, una abuela ex prostituta, un padre borracho, el ambiente violento… ¡Quién sabe! Quizás fue violado cuando tenía tan solo seis años…


¡Estoy a favor del cumplimiento de los derechos de todas las personas!

No hay comentarios: